Reconozco que no soy de conciertos,que pocas canciones...."me llegan" y que mi núcleo de letras sonoras que me ponen los pelos de punta apenas llegan a diez o doce.
Pero cuando como anoche,estas en un bar en el que el camarero se arranca con la guitarra y la clientela(habitual y profesional de este tipo de lugares) van pidiendo la vez para interpretar tangos,habaneras,canciones de Sabina,de Krahe o alguna que otra jota.....la cosa cambia.
Y cambia por qué es mejor que estar en primera fila en un concierto.Tienes al protagonista al ladito tuyo y te transmite toda la fuerza,la rabia,la pasión,la emoción o lo que sea que a él le sale y siente cuando la canta y las hace tuyas.
Oír a una chica con la voz quebrada mientras retuerce su tronco con los ojos rasgados y cierra el puño como queriendo amarrar para siempre ese sentimiento...no tiene precio.
Al rato parece que conoces al personal desde hace años y la complicidad entre los presentes crea un clima de calidad humana difícil de relatar.
Y como a todo le busco un significado paralelo aplicable a la realidad.....oir a un considerable grupo de gente cantar Al alba como una sola voz,me hace volver a tener esperanza,volver a creer en la gente y pensar que tal vez algún día seamos millones en vez de treinta los que bajo una sola voz dirijamos nuestro destino.
Anoche fuí feliz y sé que mis amigas también lo fueron.Y eso ya es mucho.