Ahora cada día dispongo de olores casi abandonados por el recuerdo.
Cipreses podados,alfalfa,estiercol,pan de pueblo,leña.
Cada día vuelvo a los largos veranos de mi niñez en la sierra de Albarracín guiado por los olores y la memoria.
Y el silencio,ese que te obliga a hablar en voz baja.
El cielo vuelve a tener estrellas y el cierzo campa a sus anchas,sin tener que buscar esquinas traicioneras por las que entrar a degüello.
Ahora,la lluvia,el viento y el silencio por fin,tienen olor.Esencia de paz
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